En medio de la primera contracción económica que vive Estados Unidos desde la pandemia, un índice sigue avanzando con paso firme, no es otro que el Nasdaq-100. De este modo, mientras el Producto Interior Bruto (PIB) cayó un 0,5 % en tasa anualizada en el primer trimestre de 2025, según la última estimación del Bureau of Economic Analysis (BEA), este selectivo tecnológico continúa marcando máximos históricos impulsado por gigantes como Nvidia, Apple o Microsoft. No debe confundirse con el Nasdaq Composite, que también ha alcanzado récords este año, pero agrupa a todas las empresas del mercado Nasdaq, incluidas entidades financieras.

Más allá de su función bursátil, el Nasdaq-100 se ha convertido en un termómetro del momento que atraviesa la economía digital. Lejos de reflejar el cortoplacismo del mercado, agrupa a las empresas que están transformando los procesos productivos, los modelos de consumo y hasta las políticas públicas. Su evolución, por tanto, no solo es relevante para los inversores, también dice mucho de hacia dónde se dirige el nuevo ciclo económico.
Una economía que pierde velocidad, pero no dirección
Los datos del primer trimestre de 2025 han sido contundentes, Estados Unidos retrocedió un 0,5 % en términos de crecimiento anualizado, según el BEA. El motivo se debe a un triple ajuste, por un lado, el gasto público descendió de forma significativa tras varios trimestres de impulso fiscal, por otro, el consumo privado apenas creció un 0,5 %, reflejo de la fatiga de los hogares ante los altos tipos de interés, y, además, las importaciones se dispararon, restando fuerza a la economía interna.
Este escenario contrasta con el comportamiento que se observó durante 2024, cuando el país logró cerrar el año con un crecimiento del 2,8 %. Aquel impulso estuvo sostenido, en buena parte, por la fortaleza del sector tecnológico, el auge del consumo digital y la adopción de inteligencia artificial en múltiples industrias. Hoy, aunque el contexto se ha enfriado, muchos de esos factores siguen presentes en la evolución de empresas como Amazon, Meta o Broadcom, todas ellas incluidas en el Nasdaq-100.
Por eso, entender qué es el nasdaq 100 no es una cuestión trivial, no en vano, este índice recoge el comportamiento de las 100 mayores empresas no financieras del mercado Nasdaq (no debe confundirse con el Nasdaq Composite, que incluye a todas las empresas listadas en ese mercado, incluidas financieras). No hay bancos ni petroleras, aquí dominan la computación, el software, el consumo digital, la biotecnología o la automatización. Y por eso su lectura ofrece pistas más finas, más exáctas, sobre el tipo de crecimiento que aún persiste en la economía estadounidense.
Tecnología, IA y resiliencia frente al entorno monetario
Mientras sectores como la industria o la construcción se resienten, la mayoría de las compañías del Nasdaq-100 mantienen márgenes y niveles de inversión elevados. Según datos recientes del Wall Street Journal, los resultados trimestrales de las grandes tecnológicas muestran cómo la integración de inteligencia artificial en productos reales, desde servicios cloud hasta herramientas de productividad, está empezando a generar retornos sólidos.
Nvidia, por ejemplo, sigue beneficiándose del aumento global en demanda de chips para centros de datos, entrenamiento de IA y computación autónoma. Microsoft ha reforzado su presencia en servicios empresariales con su suite de IA integrada, y Apple ha anunciado nuevas líneas de producto con funcionalidades generativas.
Todo esto mientras la Reserva Federal mantiene los tipos en el rango del 4,25 % al 4,50 %, tras dos recortes consecutivos iniciados a finales de 2024 para contener el enfriamiento económico. Aunque el entorno monetario es ahora más benigno, muchas compañías del Nasdaq-100 siguen sorteando la desaceleración con una combinación de innovación y expansión global.
De hecho, muchas de ellas encuentran en el exterior un contrapeso al enfriamiento de la demanda interna. La exportación de servicios digitales, el desarrollo de soluciones para gobiernos y la captación de talento tecnológico han hecho que el Nasdaq-100 funcione como un refugio ante la desaceleración estructural. No es que estén al margen de la economía, es que están avanzando por otro carril.
El Nasdaq-100 como espejo del nuevo ciclo global
La divergencia entre la evolución macroeconómica y el comportamiento del Nasdaq-100 plantea una pregunta de fondo: ¿estamos ante un desacoplamiento temporal o ante una transformación estructural del crecimiento? Las cifras del BEA muestran que, incluso en un contexto contractivo, las ventas finales al sector privado, excluyendo el gasto público, han seguido creciendo cerca del 2 %. Un dato modesto, pero relevante, que indica que la economía real se enfría, pero no se apaga.
Este matiz ha llevado a muchos analistas a considerar al Nasdaq-100 como algo más que un índice. No solo anticipa tendencias tecnológicas, también adelanta cómo pueden comportarse los modelos productivos en el nuevo entorno global. Desde Europa hasta Asia, los gobiernos siguen de cerca lo que ocurre en este índice, no tanto por sus subidas o bajadas, como por el tipo de economía que representa, la que pone su apuesta en el talento, los datos, la innovación y la escalabilidad.
Como señalaba recientemente el Bureau of Economic Analysis, el gasto empresarial en herramientas digitales y en automatización sigue siendo uno de los motores que mantiene la productividad a flote. Y muchas de las empresas que lideran esa transformación están agrupadas precisamente en el Nasdaq-100.
En tiempos donde los grandes indicadores macro pierden claridad, este índice ofrece otra manera de mirar la economía. Tal vez por eso, cuando el resto duda, el Nasdaq-100 sigue avanzando.


